Niños y niñas haciéndose un lugar en la política

Por Santiago Morales* y Gabriela Magistris** | Fotos: Lucía Prieto y Sub Cooperativa de Fotógrafos 

En nuestras sociedades marcadamente adultocéntricas, urge pensar a la niñez y su lugar activo en la esfera pública. La problematización de los niños y niñas como sujetos políticos deviene un hecho relevante, en tanto reconocimiento del aporte que realizan a la democracia.

 

En la Argentina de inicios de siglo XX, vemos niños/as participando en barricadas y liderando junto a las mujeres la “huelga de las escobas”, participando en la producción y el trabajo, acompañando a los adultos; encabezando movilizaciones, formando parte y destacándose en movimientos, partidos políticos, espacios sindicales.

Un siglo después, esa notable participación política de niños/as parece haberse esfumado y hoy resulta novedoso lo que entonces era “moneda corriente”. A partir de los ‘70, se impulsaron numerosos movimientos de niños/as a lo largo del continente (Movimientos de Niños/as Trabajadores, Movimiento Nacional Chicos del Pueblo). Posteriormente, la participación política de niños/as fue condenada a los márgenes, en el marco de un proceso de invisibilización. ¿Qué sucedió que pasamos de considerarlos como parte de “lo político” a invisibilizarlos en esa esfera? ¿Qué otras formas de “lo político” encontramos en el siglo XXI, en la relación a la niñez – adultez?

Una explicación la encontramos en la subsistencia de representaciones hegemónicas respecto de la “inocencia”, “fragilidad”, “vulnerabilidad”, “inmadurez”, que caracterizaría a la niñez. Junto a ello, la idea de que ésta es una etapa pre-social, ligada a la naturaleza, también ha colaborado en desvincularlos/as de “lo político”. Son estas representaciones las que determinan la niñez como fase de preparación para la adultez, la cual es la única considerada “verdaderamente” social y política. Lo público se desplaza ante un supuesto futuro prometido: la vida adulta.

 

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Sin embargo, tales representaciones obedecen a una concepción hegemónica, adultocéntrica y etnocéntrica respecto de la infancia, e instan a la separación de niños/as de la esfera pública (política) a la que sólo deben llegar luego de ser equipados de herramientas que, se supone, les transmiten los adultos. Entre un siglo y otro, la bandera de la protección ha socavado la autonomía y participación social de los niños/as, y así, en nombre de su bienestar, se ha excluido su participación de la vida pública.

Asumir a niños/as como sujetos políticos, implica elevar la importancia del aporte que hace su participación a la democracia. Implica considerar a la niñez en el presente, no en un futuro, puesto que es hoy que están inmersos en una vida social y política, que los trajo al mundo, los recibió y no sabe siquiera cómo protegerlos, menos darle espacio para que sus voces se hagan oír.

Disputas en el espacio público

Cierto es que por más que la sociedad adulta pretenda perpetuar la invisibilización y exclusión de las nuevas generaciones de la política, ellas no son ajenas a la realidad que viven, y cada vez son más los/as niños/as que hacen parte de procesos de participación política y exigen al Estado la garantía de sus derechos. A diferencia de las formas de participación política de principios del siglo XX, en la actualidad niños/as están organizándose para presentar frente al Estado y la sociedad, reivindicaciones específicas de su sector. Por ejemplo, en noviembre de 2017, diferentes organizaciones realizaron un Gritazo por el protagonismo de la niñez, en el cual niños/as de sectores populares organizados, junto al Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (MOLACNATS), se manifestaron contra la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por haber prohibido su participación en la IV Conferencia Mundial Contra el Trabajo Infantil, realizada en Buenos Aires. “Nunca más sobre nosotros, sin nosotros fue el reclamo de niños/as.

 

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El “Niñetazo – Lxs pibxs exigimos” se realizó frente al Congreso nacional[1] y fue protagonizado por niños/as en la lucha de sus derechos. El término que resultó inventado por las infancias es tan divertido, raro y osado como su presencia en la esfera pública. Es una proclama para exigir revolucióN, Identidad, compaÑerismo, Educación, Trabajo, Amor, niñeZ y respetO. Revolución fue también lo que generaron en los adultos que acompañaron esta acción de protesta. Inmediatamente en las reuniones preparativas, un grupo de tres jóvenes de la organización Casanova en Movimiento plantearon a los adultos que “si nos juntamos para reclamar por los derechos de pibes y pibas, nosotros no podemos faltar”. Y sentenciaron que era “su responsabilidad que los pibes de sus organizaciones participen”. Fue tal la incomodidad que generaron, que a la reunión siguiente concurrieron representantes niños/as de todas las organizaciones. Dicha lección, confirmó que no pueden ser marginados de los procesos reivindicativos de sus derechos: no sólo deben participar poniendo el cuerpo, sino también siendo parte de la organización. María Guadalupe, de 17 años, referente de la Asamblea REVELDE de Villa Soldati, explicó que “les pibes de distintos barrios y organizaciones decidimos hacer el Niñetazo para usarlo como espacio de denuncia contra todo tipo de violencia contra nosotres, como por ejemplo, el hambre que están pasando un montón de compañeres, la falta de viviendas dignas, la falta de recursos para la educación, para la salud”. Y destacó la importancia de la “incidencia política en poder organizar un evento, en poder decir que tenemos pensamiento propio y que queremos que nuestros derechos sean cumplidos”.

Recuperar los desafíos

Las infancias han sido excluidas del ámbito político. Es posible recuperar ese lugar negado a través de dos ventajas potenciales: su invaluable creatividad que les puede permitir tomar por sorpresa a los poderes instituidos; y su sentido de la justicia, expresado en la exigencia de coherencia hacia el mundo adulto y sus instituciones, lo cual los habilita a realizar acciones altamente osadas. Sin embargo, esos elementos son potenciales cualidades, no esencia niña. Muchas veces en proceso de deconstrucción de nuestro adultismo, se nos cuelan sesgos paternalistas que nos llevan a pensar una serie de cuestiones: toda iniciativa de niños/as es original; sus modos de organización son innovadores. Esas formas de demagogia adultista, refuerzan ideas abstractas que no necesariamente tienen anclaje en la realidad.  Es un error esperar que las luchas de niños/as sean esencialmente novedosas. Los niños/as organizados muchas veces reproducen los vicios de las formas adultas de hacer política: el deseo de reconocimiento y la búsqueda del poder para fines individuales. Pero también suelen expresar con sorprendente sinceridad lo que quieren, sienten y esperan de otros/as, sean adultos o no. Es que así como las formas adultas de hacer política tienen mucho que enseñar a las nuevas generaciones, los niños/as pueden enseñar al mundo adulto formas otras de cambiar realidades. De lo que se trata es de no negar a nadie la condición de sujeto político, hecho problemático en nuestras sociedades que relegan al ámbito privado a los niños/as.

Problematizar dicha exclusión y la relación desigual de poder entre adultos y niñez, propia de una sociedad adultocéntrica, no implica querer invertir la situación de dominación y que las infancias sean las únicas con capacidad de decisión. No planteamos aquí la desvalorización de la función adulta, sino su modificación al proponer una relación no opresiva entre el mundo de la adultez y el de la niñez. Implica reconocer la posibilidad de una participación de los niños/as no sólo en ‘asuntos infantiles´ sino también en todos los aspectos de la sociedad.

 

 

*Es Sociólogo y educador popular, integrante de La Miguelito Pepe.

**Es Abogada y Doctora en Ciencias Sociales (UBA), docente de la Cátedra Libre de Derechos Humanos (FFyL-UBA). Ambos autores compilaron “Niñez en movimiento. Del adultocentrismo a la emancipación” (Ed. Chirimbote, El Colectivo y Ternura Revelde, Buenos Aires, 2018).

[1] El Niñetazo – Lxs pibxs exigimos se realizó el 27 de septiembre de 2018 frente al Congreso de la Nación, a propósito del Día Nacional de los Derechos de les niñes.