Diversas comunidades rurales periurbanas de Paraná desarrollan proyectos frutihortícolas a partir del rol protagónico de la mujer. La revolución en la granja del siglo XXI.
Por Luz Marina Zuccarino*
Aunque aún perduran grandes deudas en materia de equidad de géneros, el debate acerca de los derechos y las reivindicaciones de las mujeres contra la discriminación y la opresión, viene siendo una incipiente conquista en los procesos de democratización en nuestro país.
Pero las condiciones de vulnerabilidad social y económica a la que son expuestos los sectores más pobres, producto de procesos económicos globales, distan de ser un fenómeno homogéneo y se visibilizan con mayor impacto opresivo sobre las mujeres. En estos contextos, muchas veces queda subordinada su participación en la sociedad y con escasas posibilidades de acceder al control de los recursos económicos, sociales o políticos.
Aún cuando las mujeres de bajos ingresos tienen un rol productivo importante, la rigidez de la división del trabajo por género, asegura que mujeres y varones trabajen en forma desigual y peor aún, que el trabajo de ellas se vuelva invisible.
Tal como una reversión de la obra de Georges Orwell, en la actualidad el abordaje de experiencias rurales desde la perspectiva de género fue un puntapié de la Cátedra de Sociología y Extensión Rural de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA) de la UNER. El planteo fue visibilizar el rol protagónico que las mujeres venían sosteniendo en las familias de la comunidad de “Las Piedras”, en la periferia de la ciudad de Paraná.
Sin embargo, una vez más el contexto se repetía: inserciones laborales precarias, necesidades básicas insatisfechas y problemáticas propias de la violencia familiar y de género. No obstante, el acceso a la tierra, la consolidación de experiencias comunitarias frutihortícolas basadas en la mano de obra familiar y agua de buena calidad contribuyeron a destacar el rol de la mujer en la constitución de estos núcleos comunitarios.
Dado que el objetivo que nos planteamos fue la capacitación, asesoramiento y apoyo técnico orientados al ejercicio de buenas prácticas agrícolas para la producción de alimentos frutihortícolas, pensarlo desde una perspectiva de género, en conjunción con acciones de sensibilización tendientes a la revalorización del trabajo femenino en la comunidad, resultó una estrategia de empoderamiento.
Los talleres realizados entre la Universidad y familias miembros de la comunidad, abordaron los conceptos básicos de la huerta familiar especialmente en lo que respecta a las especies de otoño-invierno, la preparación del suelo y almácigos, así como las principales características a tener en cuenta para cada una de las especies de estación.
Resta aun derribar algunos paradigmas establecidos y que no logran abordar lo que hoy se conoce como economía feminista. No solo se trata de incluir en los abordajes de la Universidad y su trabajo conjunto con diversos actores sociales la perspectiva de género, sino además, incorporar saberes que permitan construir una economía que integre el desarrollo de las mujeres y de los hombres por igual.
*Directora del Proyecto de Extensión “Buenas prácticas agrícolas y revalorización del trabajo femenino como estrategias para el desarrollo de comunidades periurbanas de Paraná”. FCA – UNER.