«Hoy estar desconectado afecta la vida misma como nunca antes»

Entrevista a Martín Becerra* | Por Valentín Bisogni ** | Foto de portada: COLSECOR

Cómo se están comportando los medios de prensa y las redes sociales durante la pandemia del coronavirus. Los modos de producir información, la ´infodemia´, las respuestas sociales e institucionales y las asimetrías en la comunicación que este tiempo desnudó como nunca.

 

Martín Becerra ha venido realizando aportes reflexivos sustanciales durante su carrera de investigador y como docente en diversas universidades nacionales sobre las políticas de comunicación, los medios y las tecnologías de la información en Argentina y en América Latina.  Por eso quisimos conversar con él sobre el presente de los medios de comunicación y cuáles son los posibles escenarios a largo plazo.

Las tecnologías de Internet y una aplicación de mensajería a través del celular nos permitieron realizar esta entrevista, así como tantas otras tareas que realizamos de modo virtual en estos días de teletrabajo.

 –¿Qué cambios considerás que pueden llegar a producirse en el ecosistema de medios de Argentina producto de la pandemia del COVID-19?

-Es imposible aventurar una respuesta coherente sobre qué sucederá, pues el impacto mundial de la pandemia es tan devastador para buena parte de los sectores productivos, que los ingresos de ventas directas, del mercado publicitario y de suscripciones a medios se verán alterados, pero aún no sabemos cuánto ni durante cuánto tiempo. Sí en los países centrales, con economías consolidadas, ya comienza a registrarse un sacudón mayúsculo en el ecosistema de medios, es previsible que en el «sur global» y en economías periféricas el impacto será todavía mayor.

Pero estamos recién en el inicio de un ciclo que depende de muchas variables sociales, económicas y tecnológicas y que requerirá de políticas públicas atentas al valor de la información y de su tratamiento profesional, como para ser concluyentes al respecto.

Venimos de cuatro años muy dañinos para las comunicaciones en general en la Argentina, no sólo en el sector de los medios, sino también de accesos a tecnologías informacionales marcados por la fractura socioeconómica y por la fractura geográfica. A eso se agregarán los efectos del coronavirus y la recesión en ciernes de la economía mundial. Sobre llovido, mojado. Será esencial, entonces, relevar, comprender y actuar en consecuencia.

-¿Qué rol están desempeñando las redes sociales frente a los medios tradicionales en esta pandemia? ¿La inmediatez y dinámica de las mismas es útil en el marco de una pandemia?

-Las redes sociales digitales ofrecen en esta coyuntura su doble faz: por un lado, permiten la comunicación directa de personas aisladas en sus hogares, el contacto con gente que vive sola o que precisa de ese contacto para atenuar la angustia de una amenaza como la pandemia y de la consecuente reclusión y distanciamiento físico de otras personas. Pero, al mismo tiempo, aceleran la ansiedad y la transmisión de rumores y lo que se ha dado en llamar «infodemia», que tan bien ilustra la idea hoy polisémica de «viralización».

Pienso que desde la conducción de instituciones como el Estado en sus distintos niveles y jurisdicciones, los sistemas sanitario y educativo, los medios de comunicación, los sindicatos, movimientos sociales, iglesias, partidos políticos, etc., es importante tomar nota de esta doble dimensión de las redes sociales digitales para «anclar» el sentido de las acciones y de la agenda pública para mejorar la prevención y para moderar los efectos disgregadores y de propagación del miedo que son inherentes a la emergencia a nivel mundial.

Todas estas instituciones hay que considerarlas no como algo ajeno o externo a las redes sociales, porque son, en un sentido sociológico, redes sociales sedimentadas institucionalmente. En consecuencia, en las plataformas digitales son voces autorizadas cuya presencia y cuya acción condicionan percepciones, opiniones y comportamientos del conjunto de la sociedad.

-¿De qué forma deben ser contrarrestadas las noticias falsas y sus viralizaciones que afectan la información científica sobre el COVID-19?

-Se puede crear un entorno social e institucional que dificulte la producción y propagación de rumores/campañas de desinformación/fake news, mediante comunicaciones claras, directas y precisas por parte del conjunto de las instituciones. La confianza en las instituciones, la principal de las cuales es la Presidencia, es clave. En este caso, tenemos en la Argentina un ejercicio laborioso y no sobreactuado de construcción de legitimidad con la comunidad científica, con políticos opositores, oficialistas, con gobernantes de distintos niveles de responsabilidad, con representantes de distintas organizaciones y movimientos sociales. Todo, por encima de la polarización y de la llamada grieta, un presidente que tiene como destinataria a la sociedad y que no se queda en la confortable diatriba contra lo que en teorías del discurso se llama «contradestinatario» acusándolo de todos los males (y eso que tendría elementos como para hacerlo).

Esa legitimidad contiene, atenúa la angustia colectiva y proyecta certidumbre. Estas son funciones inherentes a toda institución, comenzando por la familia, pero en tiempos de excepción son más necesarias que nunca. Pensemos, como ejemplo antitético, en el presidente brasileño, Jair Bolsonaro. Sin embargo, esa comunicación oficial no está exenta de errores propios y de contradicciones, que es bueno señalar para que su función dirigente en el contexto actual mejore.

Además, se pueden monitorear casos sobresalientes de rumores/campañas de desinformación/fake news, como el de la falsa médica del Malbrán y se pueden diseñar estrategias de moderación del impacto y de disminución de los efectos nocivos de los rumores/campañas de desinformación/fake news a través de diferentes niveles de respuestas porque los niveles de decodificación de esos rumores, y de asignación correspondiente de credibilidad, son también distintos según los diferentes grupos sociales y personas que conforman nuestra sociedad.

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¿La cuarentena expuso las limitaciones en el acceso a internet y la brecha digital en nuestro país? ¿Es una oportunidad para revertir estas desigualdades?

-Hay una suerte de contacto brusco con las condiciones reales de cobertura y acceso a la conectividad fija y móvil que, en términos comparativos con otros países de la región, se sitúan por encima de promedio pero que distan de los discursos invocadamente modernizadores del gobierno anterior.

Los índices de acceso son más bajos que los predicados por las autoridades de la gestión Macri y hoy estar desconectado o poseer conexiones débiles y caras afecta la vida misma como nunca antes. De modo tal que es un desafío gigantesco para la política pública diseñar planes para corregir las asimetrías en el acceso y para garantizar la ampliación de la cobertura de los servicios de conectividad fija y móvil que, como sabemos, son muy desiguales según el sector social al que se pertenezca y según el lugar del país en el que uno vive.

Visto así, es una oportunidad porque queda hoy claro que las comunicaciones fijas y móviles son esenciales para que haya igualdad de oportunidades para todas las personas, para que tengan condiciones de vida dignas. Pocas veces fue tan evidente que la comunicación no es un recurso suntuario. Esta coyuntura es un llamado de atención en ese sentido.


 

*Martin Becerra es Doctor en Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona, investigador principal en el Conicet por Universidad Nacional de Quilmes y UBA. Especialista en medios de comunicación e industrias culturales.

 

**Valentín Bisogni es Licenciado en Periodismo. Periodista y productor de Canal 20 TV Universidad Nacional de Entre Ríos.