Por Verónica Franceschini* | Ilustración: Staff RIBERAS | Fotos: Prensa Diputados
Seré lo que como si puedo leerlo antes. Casi como un mantra Argentina discute, debate y define, qué tipo de alimentación va a tener su población partiendo de algo tan elemental como acceder rápida y claramente a la información que está en las etiquetas antes de decidir la compra. Por qué el conocimiento de los alimentos que elegimos, también es salud.
Acceder a la información a través de una etiqueta de alimentos en nuestro país resulta una misión casi imposible, la letra es muy pequeña, a veces con terminología y siglas que no terminamos de entender e incluso con publicidad engañosa que determina las prácticas de consumo y no precisamente por sus aportes a una vida saludable.
¿Qué es la etiqueta frontal? Es un sistema gráfico que rápidamente advierte a la población cuáles son los nutrientes que podrían considerarse críticos en una alimentación saludable y desde ese objetivo, promover que las elecciones sean reales. Es decir, garantizar el derecho a la información y a la salud.
Si bien hay numerosos países que ya han adoptado ese sistema, Argentina recién lo está discutiendo a través de un proyecto de Ley denominado “Promoción de la alimentación saludable”, el cual es resultado de una síntesis de quince proyectos que fueron presentados por los distintos espacios políticos que conforman la Cámara de Senadores/as, por ese motivo tiene una perspectiva pluralista. Tal proyecto fue aprobado en el Senado de la Nación el 29 de octubre de 2020 donde obtuvo media sanción con 64 votos a favor y 3 votos en contra[1].
Tarde pero consciente
¿De qué se trata? Es un modelo integrador e innovador para todos los países de Latinoamérica por ser una ley que abarca tres grandes ejes:
La implementación de manera obligatoria de un etiquetado frontal de advertencia.
Regular la publicidad, promoción y patrocinio de los alimentos y bebidas que cuenten con al menos un sello de advertencia.
Proteger los entornos escolares.
Sobre el primer eje, es importante implementar en Argentina un etiquetado frontal de advertencia porque no existe una regulación que por ley nos informe a los consumidores acerca del exceso de nutrientes críticos contenidos en los alimentos que habitualmente pueblan nuestros hogares.
Las encuestas nos muestran que en relación al roturado nutricional vigente en Argentina, solamente un tercio de la población lee las etiquetas y, de las personas que las leen, solamente la mitad entiende ya que se utiliza un vocabulario muy técnico accesible solo a los profesionales dedicados a estos temas. Solamente el 13% de la población está comprendiendo la información que se transmite en los envases de alimentos y bebidas.
De todos los sistemas de etiquetado frontal de advertencia que existen actualmente y a partir de un gran cúmulo de evidencia científica libre de conflictos de intereses, el que ha resultado ser más efectivo para informar respecto al contenido excesivo de nutrientes críticos es el de advertencia con octágonos negros (sellos) con la palabra EXCESO EN (letras blancas) y con el sistema de perfil de nutrientes de la OPS (Organización Panamericana de la Salud).
Este sistema advierte cuando el alimento presenta niveles de nutrientes críticos superiores a los recomendados en: azúcares, grasas totales, grasas saturadas, sodio, sal y calorías.
La presencia de etiquetas en el frente de los envases que adviertan sobre nutrientes críticos para la salud es una política pública que ha demostrado ser efectiva para garantizar el derecho a la información y para que los consumidores puedan tomar decisiones de compra, de manera informada.
El etiquetado frontal de alimentos tiene dos componentes, por un lado, un sistema gráfico que coloca información nutricional de manera simple, veraz, clara en la cara principal del alimento con el objetivo de que esta información sea utilizada al momento de tomar decisiones de compra. Por otro lado, el sistema de perfil de nutrientes, que es una herramienta más metodológica, permite evaluar la calidad nutricional de los alimentos y bebidas y permite clasificarlos, por ejemplo, en saludables o no saludables.
El segundo eje, es el de la regulación de la publicidad, promoción y patrocinio de los alimentos y bebida. Esto quiere decir que los productos que lleven al menos un sello no podrán publicitarse en los medios de comunicación, no podrán realizar sorteos, premios, poner personajes de moda en los envases lo cual es sumamente importante porque está verificado a través de diferentes encuestas, cómo influye la publicidad al momento de definir qué alimentos consumir, sobre todo en poblaciones vulnerables como son las infancias: niñas, niños; y las adolescencias.
El tercer eje de este proyecto de ley, es el de proteger los entornos escolares. Si esta ley es aprobada, se deberá incorporar la materia Educación Alimentaria Nutricional en el nivel inicial, primario y secundario de los establecimientos educativos.
Además se va a regular el tipo de alimentos y bebidas que se venden en los establecimientos educativos así como aquellas opciones alimentarias que se entregan a través de diversos programas nutricionales, por eso este proyecto de ley es sumamente importante y necesario en nuestro país.
¿Por qué es importante para nuestro país que se apruebe esta ley?
En Argentina la realidad epidemiológica ha demostrado que desde hace varios años y a través de los datos, hemos cambiado el paradigma alimentario. Algunos aspectos como la falta de tiempo, el desarrollo de las estrategias publicitarias y de las tecnologías, han determinado que la industria alimentaria nos ofrezca cada vez más una variedad de alimentos y bebidas listos para consumir, o que requieren muy poca manipulación. Es decir, los alimentos que denominamos comúnmente ultra procesados. Hábitos de consumo, tipos de vida y estrategias de marketing se combinan condicionando a las poblaciones a consumir alimentos ultraprocesados; con la preocupante cualidad de incorporar a nuestras vidas un exceso de nutrientes críticos para la salud.
¿Qué sucedió hasta ahora en Argentina? Las investigaciones en nutrición nos arrojan saldos lamentables respecto al consumo excesivo de este tipo de alimentos, con un incremento notable en la cantidad de personas con mal nutrición resultantes con sobrepeso y obesidad. Los datos de la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) publicada en 2019 son alarmantes:
los niños, niñas y adolescentes consumen un 40% más de bebidas azucaradas, 2 veces más productos de pastelería, 3 veces más golosinas que las personas adultas. El 41.1% de los niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años en Argentina tienen sobrepeso y obesidad y el 67% de las personas mayores de 18 años también padecen sobrepeso y obesidad.
Con el agravante de que las enfermedades no transmisibles son la principal causa de muerte después de los accidentes de tránsito en nuestro país. Cada día que pasa, mueren 640 personas en Argentina a causa de estas patologías, son muertes silenciosas que no aparecen en las tapas de los diarios ni protagonizan el prime time en la televisión.
Los y las profesionales de la salud, observamos con alarma el descenso estrepitoso de las edades de aparición de estas enfermedades, que anteriormente recién se presentaban en la adultez. En la actualidad, niños y niñas cada vez más pequeños/as padecen de diabetes, colesterol alto en sangre, hipertensión arterial, todas patologías que antes eran propias de la edad adulta. En este sentido, el debate y la aprobación de esta normativa contribuirá en revertir la situación epidemiológica imperante. Siguiendo esta línea, cabe destacar que la finalidad de este proyecto de ley no es la prohibición del consumo de algún alimento en particular, sino por el contrario, consiste en garantizar a toda la población el derecho a la información: qué consumimos cuando elegimos un alimento.
Que la salud pase al frente
Algunos de los cambios que se preveen que provoque esta ley es combatir la inseguridad alimentaria a través de un mayor acceso a la información en el acceso de los alimentos, independientemente de la edad que tengamos o a lo que nos dediquemos. Es un derecho que garantiza asimismo el derecho a la salud ya que brinda herramientas en igualdad de condiciones para toda la sociedad en un vocabulario accesible, claro y sencillo que advierta rápidamente a las personas consumidoras con qué se van a encontrar –la población no tiene por qué conocer de terminologías técnicas para entender lo que está diciendo un envase–.
En ese sentido la discusión parlamentaria en su última etapa, debe primar la salud pública y el interés colectivo por sobre los intereses cooperativos y mercantiles, a sabiendas de las evidencias que nos dejan las estrategias de manipulación de información que hace la industria alimentaria a través de la publicidad, cuyos objetivos son los de la maximización de las ganancias a expensas de la salud de la población.
En definitiva, Argentina está cerca de alcanzar un proyecto integrador de etiquetado con eje en la salud alimentaria cuyas dimensiones apuntan a tratar el problema desde distintas miradas, no solamente aquellas que refieren a las elecciones que hace cada persona a la hora de consumir un alimento cuando se para en la góndola. Regular la publicidad, promover el alimento verdadero, incentivar la consciencia sobre lo que significa comer sano y que ello no implique aumentar brechas de desigualdad socio económicas en el intento –el conocimiento y el acceso a una alimentación saludable debe estar al alcance de todo el conjunto social– permite también una educación de la salud, una pedagogía que se convierta en política pública sobre el tipo de alimentos que se entregan en los establecimientos escolares o en los distintos programas alimentarios, así como también la incorporación de una materia como Educación Alimentaria Nutricional en el tránsito por diversos niveles de educación.
Sí a una alimentación segura, saludable
y soberana.
[1] A partir de ese momento, giró a la Cámara de Diputados/as en donde se le asignaron cuatro comisiones para su tratamiento, quienes a lo largo de todos estos meses han venido realizando distintas reuniones. El pasado 13 de julio obtuvo dictamen favorable con 91 votos a favor, lo cual indica que este proyecto de ley ya está en condiciones de ser tratado en sesión plenaria para su sanción definitiva.
*Verónica Franceschini es Lic. en Nutrición – Facultad de Bromatología, UNER . Es Profesora Universitaria y Docente en UNR. Preside el Colegio de Graduados en Nutrición, segunda Circunscripción, Rosario, Santa Fe.