«Non 64»: reforma y estallido social

Por Marcos Pereyra* | Fotos: AFP, Reuters

Las nuevas condiciones laborales y el aumento de la precariedad e informalidad en el mercado del trabajo cruza el debate sobre el futuro de las políticas jubilatorias. La reciente implementación de una Reforma Previsional en Francia mostró al pueblo ocupando las calles en un arduo, extenso y conflictivo contexto social que rechazó la aprobación que se hizopor decreto. La incertidumbre, desigualdad y represión policial fueron el telón de fondo para esta fotografía que interpeló a la clase trabajadora en todo el mundo.


La fragilidad del mundo y el constante proceso de cambio en el cual estamos viviendo demuestran que la sensibilidad social no está apta para reformas estructurales que tengan grandes consecuencias sociales. Además, la aparición de la pandemia del Covid-19 a inicios del 2020 dejó a la vista la necesidad de reformas que avancen hacia nuevas estrategias de acumulación. Durante este período se fortaleció el trabajo a distancia o home office, y hubo un mayor compromiso estatal hacia la sociedad y los actores de la sociedad civil interviniendo para tomar decisiones que paliaran los efectos del virus. Sin embargo, pasada la etapa de cuarentena, el distanciamiento y el retorno a la normalización demostró que los actores colectivos no están dispuestos a tolerar el abuso autoritario ni ser sometidos ante legislaciones que vulneren la dignidad humana.

La postpandemia reafirmó el lugar estratégico de la clase trabajadora en el sistema capitalista, aunque también lo hizo en pleno apogeo del coronavirus donde hubo sectores obreros que fueron indispensables. Particularmente en Europa, el protagonismo en las calles volvió a visibilizarse y Francia es uno de los grandes ejemplos de la capacidad organizativa de los/as trabajadores/as cuando sienten que sus derechos están siendo perjudicados.

Mientras analizamos el contexto global que muestra el incipiente debate social sobre la reducción de la jornada laboral que interpela a sectores empresariales, judiciales, gremiales y legislativos, Europa tiene en el ojo de la tormenta la polémica y ofensiva Ley de Reforma Previsional promovida por el presidente francés, Emmanuel Macron, que se caracteriza por elevar la edad jubilatoria, incrementar un año más la cantidad requerida de aportes y el agravante de que la misma se aprobó por decreto antes de llegar a la Asamblea Nacional con previo acompañamiento del Senado, y con movilizaciones masivas en su contra. Aunque ya advirtieron los diferentes sindicatos que las manifestaciones en las calles van a seguir, se podría decir que el capítulo se cierra con el aval del Consejo Constitucional donde se reconoció que la legislación se adapta a la ley, ya que sigue los procedimientos de la Carta Magna rechazando una de las propuestas realizadas por la oposición para organizar un referéndum popular sobre esta reforma.

Las diferentes organizaciones sindicales estuvieron reclamando contra el gobierno en rechazo de la medida, siendo ignorados una y otra vez por las autoridades políticas mientras que el debate parlamentario entró en la agenda pública. Fueron las masivas movilizaciones fuertemente reprimidas; denunciadas además por violaciones a los derechos humanos, lo que abrió la puerta al diálogo aunque no se llegó a buen puerto. La respuesta gubernamental fue contundente: la reforma no se elimina, no se borra, no se la retrotrae.

Ahora bien, ¿qué es lo que promueve esta polémica medida? La reforma jubilatoria presentada por el Gobierno de Francia propone el incremento de la edad de retiro a los 64 años, cuando hasta el momento es a los  62. Al mismo tiempo, los años requeridos de aportes pasan a ser 43, cuando hasta el momento eran 42. Es decir, que si uno analiza el valor de la fuerza de trabajo y el tiempo que se le destina a cumplir con las obligaciones del sistema, prácticamente se pasaría un poco más de la mitad de la vida trabajando. Ya bien lo indicó Castel (2010) como el ascenso de las incertidumbres genera un intenso malestar particularmente sobre los asalariados quienes ven consistentemente deteriorarse sus condiciones laborales y los sistemas de protección, aumenta la inestabilidad y la empleabilidad, se acrecientan los contratos temporales; pero además la salud de los obreros, en los sectores más intensivos, se ve fuertemente deteriorada. Esto indica que la medida iría en contra del futuro de los trabajadores y prácticamente muchos llegarían a sus últimos años de vida con el deterioro de su salud.

Estadísticas que refutan la reforma

Por otro lado, es necesario observar si la medida impulsada por el jefe de Estado francés es racional o hay otros intereses de fondo. El antecedente más próximo sobre la situación de las pensiones fue en 2019, meses después de asumir como presidente; pero no prosperó. Ahora volvió a insistir con esta medida cuando muchos economistas demostraron que jubilarse a los 62 años sigue siendo viable (Marlière, 2023) y es la edad media europea de retiro. Además, el mismo autor explica que muchos trabajadores franceses renuncian antes de los 60 años y más alarmante es el panorama cuando se observa que la tasa de paro e inactividad es más alta entre las personas mayores de 55 años.

Estadísticamente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el informe Pensions at a Glance explican que hay dos tipos de jubilación en la Unión Europea: la anticipada y la ordinaria. Los hombres que comenzaron a trabajar a los 22 años aproximadamente, según datos del 2020, tienen una jubilación anticipada entre los 59 años de Lituania y los 63,7 en Alemania (Euronews, 17/01/2023). “Para las mujeres, oscila entre los 58 años en Lituania y los 63,7 años en Alemania”, según la misma estadística. Por ende, Francia posee una edad ligeramente superior a la medida de la UE, pero sigue siendo inferior que en otros países. La media de la UE es de 64,3 años para los hombres y 63,5 años para las mujeres.

Cuando Macron anunció que llevaría el tema al Congreso francés los sindicatos se volcaron a las calles parisinas y del resto del país. Desde ese entonces, también tomó un gran protagonismo la Primera Ministra Elisabeth Borne, que jugó el rol de intermediaria y se lleva las principales críticas. Esta reforma afectará principalmente a mujeres y trabajadores precarizados precisamente por ser quienes ingresan al mercado del trabajo a una muy temprana edad o en forma informal. Así como también afectará a los de ingresos medios-bajos (Marliére, 2023). Además, son las personas que en peores condiciones de salud llegan cuando tramitan su retiro. Esto va en contra del sentido común francés sobre la idea de que “los trabajadores deben jubilarse cuando aún gozan de buena salud para disfrutar al menos de una década de actividades significativas” (Marliere, 2023).

Manifestaciones, represión policial y denuncia por violaciones de derechos humanos

Por lo tanto, la impopularidad que recae sobre esta medida llevó a un elevado nivel de conflictividad social y político con represión policial incluida con denuncias por violaciones a los derechos humanos. Hasta la fecha previa del reconocimiento del Consejo de Justicia se realizaron 12 huelgas y movilizaciones en París y las principales calles del país.

Desde que comenzó 2023 Macron anticipó que enviaría el proyecto para ser tratado, el descontento se hizo notar inmediatamente con masivas movilizaciones que fueron tomando cada vez mayor protagonismo. En un contexto donde se pretende anunciar la tan ansiada muerte de los sindicatos por parte de los grandes grupos de poder, quedó demostrado una vez más la capacidad que tiene la acción colectiva para avanzar hacia su revitalización. Y todo esto se da en un marco de aumento de la tercerización, precarización (Schmalz, 2017; Castel, 2010). Durante la segunda semana de abril se dio la duodécima movilización masiva y no faltó el abuso policial con una feroz represión contra los manifestantes. El Consejo de Europa y diversas ONGs han denunciado en contra de la violencia policial porque no sólo se atacó a los actores sociales sino también se limitó la libertad de prensa que cubría las movilizaciones y siendo agredidos también (France 24; 20/03/23).

Los últimos días de marzo, Dunja Mijatović, comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa fue una de las primeras voces en levantarse en contra de estos abusos y advirtió que “es (su) responsabilidad permitir el ejercicio efectivo de estas libertades, protegiendo a los manifestantes pacíficos (…) contra la violencia policial”, expresó el 24 de marzo a través de su cuenta de Twitter. Por su parte, al interior del país el presidente de la Liga Francesa de Derechos Humanos, Patrick Baudouin advirtió sobre “el deslizamiento autoritario del Estado francés, el empeoramiento de la brutalidad de las relaciones sociales a través de su policía, la violencia de todo tipo y la impunidad son un escándalo mayor”, alertó y reclamó que termine el abuso autoritario.  De igual manera lo hizo Human Rights Watch, “el control abusivo de las multitudes y las tácticas antidisturbios”, denunciaron, testimoniado en France24[1].

Los huelguistas insisten en la eliminación de la reforma, que ahora fue avalada por el Consejo de Justicia, cuentan con el respaldo de las principales figuras de la oposición política como Marine Le Pen de Agrupación Nacional y de Jean Luc Melechon de Francia Insumisa. Así se comprueba que los trabajadores cuentan con un gran sostén extransindical avalando así su poder social de extender la representación más allá de sus afiliados. A pesar de la terrible represión efectuada por el aparato del Estado; las protestas obreras se hicieron notar con el uso del poder estructural (Schamlz) cortando la circulación de los automóviles y del flujo económico. “La principal refinería de petróleo ha cerrado y los recolectores de basura de París están en huelga. La capital francesa parece Londres durante el Invierno del Descontento de 1979”, comparó Marliere (2023). Las huelgas fueron llevadas por los trabajadores públicos, los recolectores de residuos urbanos, estudiantes, adultos mayores. Una de las imágenes que mayor impacto tuvo en este conflicto fueron los desechos de basuras en las calles de Paris.

Otro punto que es importante tener en consideración es que no se puede asimilar estas movilizaciones con los “chalecos amarillos”. Estos últimos habían surgido de una heterogeneidad clasista entre trabajadores, izquierdistas, conservadores, los que se inclinaron por la derecha de Le Pen a posteriori y quienes sostienen teorías conspirativas; con una fuerte raíz antisindicalista. ”El movimiento contra la ley de pensiones es más convencionalmente de izquierda, ya que reagrupa en gran medida a trabajadores sindicalizados que cuentan con el apoyo de la población”, explicó Marlière.

Más allá del conocimiento público de las denuncias por violaciones a los derechos humanos en las represiones policiales, el Gobierno francés sigue autorizando dispersar las movilizaciones con el uso de la fuerza. Contrariamente a lo esperado por las autoridades políticas, los trabajadores y cada uno de los manifestantes no ha cesado en su lucha y reclamos; por lo tanto siguen tomando las calles francesas y reclamando en contra de la reforma de pensiones. En total se realizaron, hasta la fecha de la decisión del Consejo Constitucional, 12 movilizaciones. En números tácitos se han registrado al menos el inicio de nueve procesos penales y aproximadamente 250 detenciones en lo que se considera “una voluntad política de silenciar la protesta disolviendo las manifestaciones en curso”, según lo denunciado por el Syndicat de la Magistrature donde también se advierte sobre “la represión a los movimientos sociales”. Tan así que los primeros 169 fueron detenidos en la jornada posterior de que Macron aprobará la legislación a través del decreto avalado por el artículo 49.3 de la Carta Magna.

Por su parte, la respuesta del Gobierno francés es que para justificar la terrible represión a los trabajadores se utiliza la supuesta “radicalización” de las manifestaciones, “alborotadores” y militantes de “extrema izquierda”; como si esto último fuera un delito. Además, denunciaron supuesta infiltración entre los manifestantes y que esos son los que generan disturbios, habilitando así el uso represivo de la policía. En un intento de poner paño frío a la situación, desde el Ministerio de Seguridad aseguran haber abierto procesos de investigación judicial contra policías involucrados pero aclararon que “es posible que, individualmente, policías y gendarmes, a menudo bajo la influencia del cansancio, cometan actos que no se ajustan a lo que se les ha enseñado” y que la labor policial fue ejemplar[.

Llegando al final de este artículo, ocurrieron dos hechos significativos: la aprobación del Consejo de Justicia que avala el procedimiento aplicado por Macron para aprobar por decreto; y el cambio de autoridades en la CGT francesa en la que Sophie Binet de 41 años reemplazó a Marie Buisson y Celine Verzeletti.

Desde el sindicalismo sigue de pie la promesa de continuar luchando contra esta impopular reforma más allá de que sólo queda la firma final para que entre en vigor. Por su parte, al asumir Binet anticipó: “no nos rendiremos, no habrá tregua”, manifestó al hacerse cargo de la segunda central obrera más importante del país. Inmediatamente, participó del primer y único encuentro con la primera ministra Borne, el 5 de abril, pero no hubo acuerdo ya que desde el Gobierno no están dispuesto a ceder con la reforma.

El panorama actual deja tierra arrasada y un gran descontento que podría dar lugar a la consolidación de la extrema derecha francesa en la que Marine Le Pen no sólo fue la promotora de una de las mociones de censura sino que rechazó efusivamente la reforma y apoyó las movilizaciones. A su vez, las condiciones laborales; las cuales empeoran año a año, y las luchas contractuales, según lo prevé France 24 (31/03/23)[3].

Por último, deberíamos cuestionarnos cuál es el futuro del neocapitalismo y como los sectores empresariales apoyados por los gobiernos están dispuestos a profundizar la división social y el distanciamiento entre los que muchos y menos ganan. A su vez, los cambios iniciados en el mundo del trabajo estén rápidamente fortaleciéndose a lo que se suma la robotización, la aparición del Chatgpt, el trabajo por plataforma y la virtualización laboral. Mientras que quienes cuentan con menores recursos y habilidades humanas seguramente queden subordinados a las reglas feroces del capitalismo depredador y devorador viéndose constantemente vulnerado en sus condiciones de producción, de vinculación y realización socioprofesional.

¿Acaso Macron está dispuesto a agotar la escaza legitimidad que le queda? ¿Cuál será la próxima medida que genere el malestar social de una clase política que pareciera alejarse cada vez más de las necesidades reales de la población? Pareciera ser que este distanciamiento entre gobierno y sociedad civil comienza a ser una regla y no una excepción, dando lugar así al enojo y descontento con el régimen democrático y poniendo en consideración los supuestos “beneficios capitalistas”.

En conclusión, la reforma de pensiones en Francia no es sólo importante para los europeos sino también para el resto de la clase trabajadora en general. El mercado de trabajo ofrece cada vez mayores flexibilidades, deshumanización, robotización y desafiliación. Las nuevas generaciones se preguntan, si es que les queda tiempo para sentarse a pensar luego de sus largas y extensas jornadas laborales, sobre los aportes, la posibilidad de un retiro digno en el futuro o cuántos años tendrán que aportar para obtener una pensión de vejez. Las cartas están echadas y en un toma-daca cada actor deberá luchar, al igual que los galos; por el triunfo del bien general y la dignidad humana.


*Marcos Pereyra es tesista de Licenciatura en Ciencia Política (UNL) sobe la Federación Aceitero. También es voluntario en el Centro de Estudios Estratégicos de las Relaciones Internacionales (CEERI) y escribe sobre economía y empleo verde, desarrollo sostenible y medio ambiente. Redactor formal en el periódico Salta4400.


Referencias bibliográficas:

Castel, Robert (2010) “El ascenso de la incertidumbre: trabajo, protecciones, estatuto del individuo”. 1Ed, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2010.

“Las autoridades francesas, bajo la lupa del Consejo de Europa y ONG por violencia policial”, en France 24; publicado el 25/03/2023

https://www.france24.com/es/francia/20230325-las-autoridades-francesas-bajo-la-lupa-del-consejo-de-europa-y-ong-por-violencia-policial

“El sindicato francés CGT elige como líder a Sophie Binet, su primera secretaria general mujer” en France 24, publicado el 31/03/2023

https://www.france24.com/es/francia/20230331-el-sindicato-franc%C3%A9s-cgt-elige-como-l%C3%ADder-a-sophie-binet-su-primera-secretaria-general-mujer

Schmalz, Stefan (2017). “Los recursos de poder para la transformación sindical”. Publicado en la revista Nueva Sociedad en el Especial Sindicatos en Transformación, octubre 2017.

Philippe Marlière (2023), “La Francia que se rebela contra Macron”. Publicado en la página de Nueva Sociedad, Marzo 2023

https://nuso.org/articulo/macron-protestas-pensiones-francia-crisis/


Citas:

[1] https://www.france24.com/es/francia/20230325-las-autoridades-francesas-bajo-la-lupa-del-consejo-de-europa-y-ong-por-violencia-policial [

[3] https://www.france24.com/es/francia/20230331-el-sindicato-franc%C3%A9s-cgt-elige-como-l%C3%ADder-a-sophie-binet-su-primera-secretaria-general-mujer