¿Los dueños de la pelota?

Por Guadalupe Colombo* | Fotos: Archivo personal Pamela Tortul

Los varones que manejan la pelota están en la lupa tras la llegada de los feminismos al mundo del deporte. Mientras las deportistas avanzan a pasos agigantados recuperando espacios de profesionalización y reconocimiento, las viejas estructuras las resisten y penan cada vez que se escapan a la `norma´. Pamela Tortul, la futbolista entrerriana que tuvo que enfrentarse a una sanción tras reclamar equidad en el fútbol, ratifica la necesidad de construir consensos para que el deporte avance en la ampliación de derechos.


En sus orígenes el deporte surgió como un espacio de y para varones, consolidándose como un constructor de cualidades como la fuerza, la competencia, la potencia y, en algunos casos, la violencia, todos ellos factores que se atribuyeron a la masculinidad hegemónica. En paralelo, se constituyó un estereotipo femenino asociado a la práctica de disciplinas deportivas que por el contrario, fijaron sentidos en la belleza, la gracia y la cooperación.

La lucha feminista que cuestionó todos los ámbitos sociales donde no existiera equidad entre las personas, señaló el mundo deportivo con preguntas como ¿cuáles son los deportes que se siguen considerando como “femeninos” o “masculinos”?, ¿qué tipo de cuerpos reconoce el deporte? y ¿qué estereotipos se refuerzan?

Las desigualdades de género que se manifiestan en diferentes tipos de violencias, en el deporte se traducen específicamente como barreras en relación a la oferta deportiva, en la inequidad salarial, en la ausencia de mujeres en puestos de gestión, entrenadoras o juezas, en la hipersexualización de niñas, niñes y mujeres, en la desvalorización o invisibilización de las deportistas en los medios de comunicación y en los obstáculos para la práctica de la comunidad LGBTIQ+, sólo por mencionar algunas de estas formas de exclusión.

Para muestra, bastan dos botones

Lo que ocurre en el presente es que esto responde más a un anhelo que a una realidad. El mundo del deporte está plagado de inequidades por razón de género, que son naturalizadas y validadas cada vez que no se cuestionan las normas de un sistema que obedece a la lógica patriarcal. ¿Y si cuesta modificarlas? No lo dudamos, pero no intentarlo implica sostener condiciones desfavorables para las mujeres y disidencias, o incluso, formas de violencia encubiertas.

Una de esas formas, sucedió en Entre Ríos cuando el Tribunal de Disciplina de la Liga Paranaense de Fútbol sancionó a Pamela Tortul, capitana de la primera división de fútbol femenino del Club Atlético y Social San Benito. En su boletín informó que la jugadora emitió «expresiones injuriosas, agraviantes, ofensivas, maliciosas, tendenciosas o insidiosas contra la Liga (…)» en medios locales y fue acusada como autora material de daños contra el edificio de la Liga Paranaense, cuando realizó una movida junto a mapadres y jugadoras de divisiones inferiores reclamando igualdad en los horarios del fútbol femenino. La entidad suspendió a la futbolista con dos meses sin jugar.

En respuesta a la acusación, Pamela Tórtul sostuvo que “el Tribunal de Disciplinas no sólo carece de facultades para expedirse sobre las cuestiones violatorias de la ley 26.485 por ser cuestiones de orden público ajenas a cualquier reglamentación administrativa de índole local y/o nacional (…) sino que además está excediendo sus facultades llamando a que presente pruebas sobre mis dichos. No sé, a esta altura si se trata de un error involuntario o de desconocimiento, pero lo que si evidencia la falta de perspectiva de género».

La abogada de Pamela, Fernanda Vásquez Pinasco, explicó la situación legal “la sanción nos parece a todas luces injusta, arbitraria, con un alto contenido de violencia institucional basado en la violencia de género, entendida ésta como la violencia que se ejerce hacia las mujeres por el solo hecho de ser mujer, de acuerdo a los roles estereotipados culturales que ya traemos de generación en generación”.

El deporte ocupa un lugar importante en la socialización de las personas dentro de una comunidad, define valores identitarios y tiene un enorme potencial educativo. En este sentido, los espacios e instituciones deportivas cumplen un rol fundamental en el desarrollo de niñas, niños, niñes y adolescentes, por eso es necesario desnaturalizar algunas prácticas desde los espacios deportivos con el objetivo de evitar la reproducción de estereotipos que fijan relaciones de desigualdad.

“Creo que no hay otro fundamento posible frente a la embestida de una institución como es el fútbol, tan patriarcal en términos de división sexual del trabajo. ¿Y si las mujeres queremos ingresar al mundo del varón en tanto futbolistas tenemos que soportar la discriminación por género? Vemos que una institución sanciona y vuelve a reacomodar las estructuras fundadas en la cultura patriarcal sancionando de manera administrativa a una mujer que decidió acompañar el reclamo que no es local, no es en cabeza solamente de Pamela. Ella es la cara visible, tiene voz, pero en realidad está levantando la bandera de todas las mujeres que juegan al fútbol, y no solamente en la Argentina, sino en el mundo occidental” afirmó la letrada.

Tras las respuestas y las manifestaciones de apoyo que recibió Tortul desde diversos sectores, la Liga Paranaense de Fútbol se vio obligada a levantar la sanción. Pamela volvió a la cancha sentando un precedente y reforzó el armado de un movimiento de mujeres deportistas de Entre Ríos que empezaron a organizarse para que la perspectiva de género sea aplicada en el deporte.

Garantizar la equidad de género

Como señalamos al comienzo de este texto, el deporte ha sido históricamente excluyente para las mujeres y diversidades. Si bien a partir del siglo XXI las mujeres fueron abriéndose camino y ganando espacio, la práctica deportiva aún sostiene rasgos del paradigma patriarcal: en sus formas organizativas, en sus estructuras institucionales, en la exigencia de normas que estuvieron pensadas para varones, en el uso del lenguaje. En este contexto de retroceso, las mujeres y la comunidad LGBTIQ+ tienen dificultades para el acceso, permanencia y desarrollo en el ámbito deportivo.

En este sentido, la diputada provincial Carina Ramos, autora del Programa Igualdad de Géneros en ámbitos deportivos sostuvo que la situación de Pamela Tortul significó también “una buena oportunidad para que se implemente la Ley Micaela[1] en el deporte que promueve la capacitación obligatoria en cuestión de género a todos los dirigentes y dirigentas, empleados y empleadas de las instituciones. Eso es clave y no se está implementando, solo algunas instituciones lo hacen por voluntad propia como en el caso de Talleres de Paraná -que lo venimos haciendo- pero no está organizado institucionalmente ni desde el Estado”.

Lo cierto es que la situación que sufrió Pamela Tórtul abre un debate general con preguntas aún inconclusas: ¿el uso del espacio, el acceso a materiales y las franjas horarias, son iguales en las opciones vigentes para niñas y niños? ¿A quiénes van dirigidas las carteleras de los espacios deportivos? ¿Se incluyen a las niñas y mujeres en esas comunicaciones? ¿Qué imágenes se utilizan? ¿Cómo están pensados los vestuarios y los baños? ¿Están incluidas las infancias y adolescencias trans en una organización y/o institución deportiva? Al momento de elegir formar parte de un espacio para desarrollarse dentro del deporte femenino: ¿existe un salario para las deportistas mujeres?, ¿hay igualdad de cupo en los puestos de gestión, dirigencia, DT o en las comisiones directivas?, ¿cómo es la grilla de nuestra institución o club hoy? Y ¿cómo se asignan las partidas presupuestarias y fondos de fomento para achicar la brecha de género existente y fomentar el desarrollo de niños, niñas, niñes y adolescentes por igual en el ámbito deportivo?

Carina Ramos también es dirigente deportiva de Talleres y desde ese lugar refirió que “otro tema clave que va con el reclamo que hace el futbol femenino de Paraná junto a la consigna Nivelemos la Cancha es que faltan oportunidades reales de practicar el deporte en condiciones de igualdad. Y muchas veces el factor que no deja avanzar esta decisión es el económico; por eso, la Ley de Equidad de género en el ámbito deportivo prevé un aporte especial para las disciplinas femeninas y para los clubes que trabajan con un enfoque de equidad y principalmente desde la perspectiva de género. Por eso es importante que se avance con la reglamentación de esta ley” concluyó Ramos.

Como comunidad tenemos el enorme desafío de incorporar la perspectiva de género en cada una de las estructuras del deporte. Cada club, federación, asociación y persona de nuestro país debe acceder a las herramientas de trabajo existentes para construir un deporte justo y seguro. Un camino de igualdad de oportunidades, un deporte en el que las mujeres tengamos las mismas posibilidades de acceso, desarrollo, permanencia y decisión. Un deporte libre de violencias, respetuosa de los derechos humanos.


*Guadalupe Colombo es periodista y productora de contenidos. Locutora Nacional de Radio y TV. Coordinadora del área de género del Club Tomás de Rocamora. Integra el movimiento de Deportistas de Entre Ríos


Bibliografía complementaria:

El estado nacional asumió diversos compromisos bajo suscripción internacional a través de tratados y reglamentaciones que además impulsaron normativas nacionales para erradicar y prevenir las violencias por razón de género hacia las niñas, adolescentes, mujeres y disidencias sexuales. Es por ello que la adhesión a estos tratados internacionales y la sanción de leyes nacionales comprometen al Estado a luchar contra todo tipo de violencia y discriminación por motivos de género:

• Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), adoptada por las Naciones Unidas en 1979 y aprobada por la Argentina en 1985 mediante la Ley 23.179. Hoy este tratado internacional tiene rango constitucional.

• Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (conocida también como Convención de Belém do Pará), adoptada por la Organización de los Estados Americanos en 1994 y aprobada por la Argentina en 1996 mediante la Ley 24.632. Señala que la violencia es una ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres. Además, llama la atención sobre el hecho de que este problema trasciende todos los sectores de la sociedad independientemente de su clase, raza o grupo étnico, nivel de ingresos, cultura, nivel educacional, edad o religión, afectando negativamente sus propias bases.

• Principios de Yogyakarta sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos con relación a la orientación sexual y la identidad de género ─elaborados en 2006 por un comité de expertos de diversos países a petición de la entonces Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Louise Arbour.

• Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que desarrollen sus Relaciones Interpersonales, sancionada en 2009, y actualizada en 2019 a través de la Ley 27.501 y de la Ley 27.533.

• Ley 26.743 de derecho a la identidad de género de las personas, sancionada en 2012, herramienta fundamental en la lucha contra la violencia de género.

*Fuente: Charlas y talleres 2022. Fundación Micaela García “La Negra”


[1] En diciembre de 2018, el Congreso Nacional sancionó la Ley 27.499 – Ley Micaela de capacitación obligatoria en género para todas las personas que integran los tres poderes del Estado. La capacitación en Ley Micaela busca identificar las visiones y las prácticas que reproducen discriminación y violencia de género dentro de los organismos del Estado, ofrece herramientas teórico-prácticas para avanzar en su deconstrucción, y constituye un aporte fundamental a la transversalización de género dentro de la administración pública y en otras instituciones que deciden implementarla. Sus objetivos, concuerdan y se vinculan con diversos compromisos que el Estado argentino ha asumido a través de la suscripción a diversos tratados internacionales y con importantes leyes nacionales.