Entrevista a Eduardo Aliverti | Por José Trovatto* | Foto: Archivo Radio AM 750
Los números redondos son, sobre todo, una excusa para anclar esa historia con el presente. Eduardo Aliverti navegó por temas como la vigencia de la radio en estos cien años, la pandemia y sus implicancias, la revolución tecnológica y la resistencia del medio, y la concentración del ecosistema multimedial. La mirada aguda y certera de un referente de ayer y hoy.
Pocas personas se erigen como referentes tan ineludibles para hablar de la radio como Eduardo Aliverti. Locutor, periodista, profesor universitario, condujo icónicos programas como “Anticipos”, “Sin Anestesia” o “Marca de radio”, que perdura desde hace 24 años. Es fundador y director de ETER, y también dirige la AM 750 de Buenos Aires. En este diálogo, sostiene que la pandemia ayudó a la radio en cierto punto, caracteriza la concentración de medios como un fenómeno imparable, pero que permite colarse en los nichos con la ayuda de la tecnología; y defiende, claro, a la radio como el teatro de la mente. Cualquier presentación o referencia no bastará para configurar la profunda visión de un símbolo de la radio, que parece vivir por y para este medio.
-Venimos de celebrar el centenario de “Los Locos de la Azotea”, pero en pandemia. ¿Qué significado le diste vos a los festejos en un contexto tan complicado?
-Diría dos cosas, y empezaría por la segunda. Hacer radio en pandemia significó un desafío, por el hecho de no poder ir físicamente al lugar. Aún me mantengo grabando en mi hogar el contenido para la AM 750. El tema de haber hecho radio en casa, sin invitados en el piso, con Zoom mediante y todas las implicancias que esto tiene, como la desconexión y el eco, relacionarte a ciegas con el operador, hizo que tengamos que ajustar tuercas.
-¿Y la primera cuestión?
-Creo que la pandemia le vino bien a la radio en algún punto, porque más gente la empezó a escuchar en su casa. Por lo menos de lo que conozco, los índices de audiencia y encendido revelaron un crecimiento de este último. Mucha gente prendió la radio sola en la madrugada, angustiada. A sus cien años, y con la aplastante competencia del celular y los estímulos visuales en los más pendejos, volvió a ser esa compañía. Eso es algo que difícilmente decimos de la televisión. La radio se revivificó, y no es una medida escasa para hablar en su centenario, porque permanece, en las personas de 30 o 35 años para arriba, como el teatro de la mente.
-¿Qué pasa con los más jóvenes?
-Los más pendejos no escuchan radio ni ven televisión. Están en otro mundo, aunque sí hay muchos chicos que sintonizan las FM. Sin embargo, que esto suceda no hace mella en esa vigencia de la radio en estos cien años.
-¿Y los podcasts?
-Si se toman algunos desafíos que se han plantado frente a la radio, como el podcast, la radio sigue tan enhiesta como siempre. La radio no es podcast, ni viceversa, vale la aclaración. El podcast es una pieza insertable en el formato radio. Pero al medio lo mantienen erguido la sensación del vivo, el grabado, el modo en que te relacionás con tus compañeros, el vínculo con los operadores, los procesos artísticos y las ediciones.
-Además, la tecnología ayuda. Pensar en el celular como un dispositivo para poder escuchar la radio de tu ciudad o de otra parte del mundo, es un salto para los que gustan de oír radio.
-Es un salto maravilloso, también en lo autogestivo. Gracias a la tecnología, hoy hay radios online, que están creciendo mucho porque es barato hacerlas, y el factor central es la creatividad. Uno se ha criado con la frase “Para poder trabajar me tendrá que contratar un medio, grande, chico o mediano”, y así crecimos las personas de radio, pensando en que teníamos que “trabajar para” o, a lo sumo, comprándote un espacio. Y hoy no es necesariamente así. Hay experiencias de radios online o cooperativizadas, de distintos tipos de colectivos, que te llevan a que montar tu propio proyecto radiofónico sea una novedad. En este sentido, la tecnología es muy buena noticia. La radio no quedó demodé con la revolución tecnológica como muchos creen. Siempre habrá alguien que seduzca detrás de un micrófono, sea online, convencional, que se escuche en el celular o en la radio portátil.
-Hay un relevamiento a nivel nacional de radios públicas de distintas características, entre ellas las universitarias, y el papel que jugaron en cuanto al aporte educativo en relación a la pandemia en 2020. ¿Cuál creés que ha sido esa contribución?
-Ha habido diferentes experiencias o intentos a lo largo de la historia, y en pandemia un intento particular se vertebró a través de Radio Nacional. Esa es la experiencia que conozco, no me refiero al país en general. Las radios escolares, que tuvieron un impulso incluso antes de la Ley de Medios después desguazada por el macrismo, fueron un episodio notable de la práctica y de la realización lúdica para los chicos. Cuando aparece la pandemia, lo que intenta Radio Nacional es la realización de segmentos de su programación dedicados al reemplazo pedagógico de la ausencia de clases presenciales.
-¿Y cuál fue el resultado?
-Fue dispar. Porque en algunos casos el contenido podía ser atractivo, y en otros me parece que faltó preparación, porque los maestros y profesores que estaban en los micrófonos no tenían experiencia de este tipo. Finalmente, se fue dejando de lado en función de que aparecieron con más fuerza la virtualidad y otro tipo de ejercicios. También se intentó algo en la televisión, que no dio mucho resultado. Yo me quedo con que las radios escolares en todo el país, siguen siendo, como ejercicio, una de las novedades más románticas, lúdicas y útiles con las que puede encontrarse la escuela para llegar a otro tipo de creatividad. La radio también es juego.
-Hace poco hablamos con Alejandro Dolina, y volvimos a una metáfora que él usaba acerca de “colarse por el alambrado”. Si pensamos en un escenario de medios tan concentrado como al que asistimos, ¿hay espacios para colarse por el alambrado en la disputa de sentido?
-Creo que hay cada vez más espacios, pero hay que hacer una diferenciación. En materia de masividad, de grandes públicos, no hay retorno para el grado de concentración y de ultra oligopolización que vive el universo de medios. Esto no ocurre sólo en Argentina. Los tanques mediáticos van a ser cada vez más grandes y concentrados, y con una penetración respecto de los grandes públicos que no tiene retorno. Pero a la vez, por contrario, crece el espacio para las minorías. Ya se ve en las redes, en los canales de YouTube, con las radios online. El espacio para las grandes minorías es el espacio de los nichos, esos sectores a los cuales vos llegás con una temática especializada. Cada vez hay más probabilidades de allegarse a nuevos públicos, que están esperando eso. La radio siempre ha tenido esa capacidad de reinventarse. Cuando la TV se masificó en los sesenta, la radio le contestó con el esquema magazine y la portátil. En un lapso de cien años, la radio ha logrado reposicionarse y re ofrecer cosas, porque la situación de que alguien tenga algo para decir, y otro la necesidad de escucharlo, es inderrotable.
-¿Qué tiene la radio que no tienen los otros medios?
-Si vos pensás en la década del 90, cuando se multimediatizó todo, y la persona que trabajaba en el canal comenzó a escribir también en el diario del grupo, y empezó a tener sus programas de radio, se pensó “Uy, pucha, desaparece la magia de la invisibilidad de la radio porque yo conozco al que voy a escuchar”. Y sin embargo no pasó, porque por más que vos conozcas a quien está hablando, como en el caso de esta nota, por ejemplo, no se sabe cómo estamos vestidos o sentados. La radio como teatro de la mente es invencible. Nadie escucha radio mirando la pantalla. Y eso es el teatro de la mente, eso permanece. La radio es el único medio en donde el único sentido que interviene es el oído, y eso no ha sido superado. Y creo que nuestra amiga, con sus cien años, sigue siendo una nena en ese sentido.
Para escuchar la entrevista completa a través de Spotify:
(*) José Trovatto realizó la entrevista en el marco del décimo aniversario de RADIO UNER Paraná. Trovatto es periodista y conductor del programa A tres bandas junto con Gisela Guerrero y Gerardo Iglesias, el cual se transmite por Radio UNER a través de sus tres emisoras (Radio UNER Paraná FM 100.3, Radio UNER Concordia FM 97.3 y Radio UNER Concepción del Uruguay FM 91.3).
La transcripción y Edición para RIBERAS es de Aquiles Díaz (staff RIBERAS).
Agradecemos a Eduardo Aliverti por brindarnos su tiempo y predisposición a la conversación con los medios de la UNER.