Un mundo de sensaciones

La elección de la identidad de género es un derecho en cualquier etapa de la vida. De lo hetero hacia lo diverso, cada persona experimenta su sexualidad de forma única.

Por Beatriz Muravchik y Diana Mula* | Fotos: Martín Toyé

Tradicionalmente la sociedad ha sostenido una serie de tabúes y estereotipos dañinos acerca de la sexualidad en la vejez, lo que ha dificultado un análisis y tratamiento sensato sobre el tema.

En la actualidad podemos afirmar que la sexualidad en la vejez debe ser enmarcada dentro de la íntima y delicada relación que existe entre aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Los cambios fisiológicos en la adultez, se han sustentado erróneamente y han servido de excusa y barrera para negar su actividad sexual.

Esto nos ha llevado a reflexionar acerca de qué es la sexualidad, cómo ha de ser entendida y de qué formas puede ser expresada en la edad adulta. Para comenzar, la sexualidad es la manera de vivir el individuo su propio sexo, implica una necesidad, un cúmulo de deseos, sensaciones y sentimientos con múltiples manifestaciones físicas y psicológicas. En palabras de Master y Johnson, esto refiere a las actitudes positivas hacia la sexualidad, un adecuado conocimiento de la misma, las buenas redes de apoyo social y el sentido de autovalorarse. En este sentido, numerosos autores abordan el tema desde una perspectiva más real y legítima, en el que se identifica sexualidad con placer sexual, propiciando de esta manera hablar de un nuevo modelo de sexualidad, basado en el placer.

La identidad sexual cuenta con un gran abanico de posibilidades como la homosexualidad, bisexualidad, transexualidad. Y con diversas maneras de vivenciarla: actividad coital, genital, sexo oral, masturbación, autoerotismo, caricias, miradas, entre otros.  Se reconoce que el hombre y la mujer, el gay y la lesbiana, así como él/la transexual,  tal como se autoperciban sin importar su sexo de nacimiento, pueden gozar por igual de su sexualidad, sin limitaciones referidas a la edad porque el interés sexual, la afectividad y el placer, no están exentos de ella.

Comenzamos hace varios años a interesarnos en la temática de la sexualidad humana a través de los diferentes ciclos de la vida, cuyo abordaje estuvo a cargo de un equipo multidisciplinario conformado por licenciadas en Obstetricia, obstetras, profesionales de la Ginecología, Psicología y la Comunicación. Especialmente se abordó la cuestión de la diversidad sexual en la etapa de la adultez a través de un proyecto de extensión de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNER, donde más tarde se sumaron Marisel Galarraga y Cesar Arce; con quienes desarrollamos diversas actividades artísticas y de expresión con el grupo conformado. Cada taller unía reflexión, saberes y prácticas arribando a una construcción colectiva de la conclusión.

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Desde mayo de 2012 en Argentina rige una ley pionera en el mundo, la 26.743 que refiere a  la identidad de género como la “vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente”. Puede corresponderse con el sexo asignado al momento del nacimiento. O no. Esto Pensar acerca de sexualidad humana y diversidad en los adultos mayores, le permitió a la Universidad acercarse a un conjunto de la población residente en la ciudad de Concepción del Uruguay, desde un lugar profesional que abordara cuestiones referidas a la vida íntima como las elecciones, pero también a la vida pública, como los sentidos construidos socialmente en torno a la diversidad.

De esta manera se propiciaron espacios para reflexionar colectivamente, respecto a los saberes y prácticas que emergen de la convergencia entre la diversidad sexual, los derechos humanos y los sexuales específicamente; realizando un recorrido por el ciclo de vida de las personas; los derechos vulnerados de los adultos mayores, los cuales solo pueden encontrar respuesta a sus necesidades, en acciones coordinadas y articuladas entre el Estado y la sociedad civil.

Entender a la sexualidad como una construcción social e histórica que involucra valores, creencias, prácticas; como así también fantasías, deseos; y la utilización del cuerpo, lo cual está íntimamente ligado a las relaciones interpersonales; posibilita que  cada persona experimente su sexualidad de forma única y diversa.

*Docentes UNER. Directora y Co-Directora del Proyecto de Extensión FCS-UNER «Reflexionando con adultos mayores. Una mirada a la diversidad sexual» (2015)