“La Reforma es una escuela de oratoria, de prosa y de pensamiento”

Entrevista a Horacio Tarcus | Por Andrea Sosa Alfonzo | Foto: Liza Taffarel | Ilustración: Alejandra Andreone | Archivo histórico: CeDinCi

 

Horacio Tarcus invita a recuperar la historia y las memorias del movimiento revolucionario de la Reforma y el entrecruzamiento con el anarquismo, la Revolución Rusa, el socialismo de la Segunda Internacional y el modernismo juvenilista para expresar la dimensión movimientista de una nueva generación estudiantil que se convierte en actor político para la época*.

 

Hay un vínculo estrecho entre los acontecimientos de 1918 y el clima político y social de la época. Por un lado, a nivel mundial, finalizaba la Primera Guerra Mundial y se sucedía la Revolución Rusa. Por otro lado, en nuestro país se vivía el ascenso al poder de Hipólito Yrigoyen a través del voto popular, a la par que existía un momento de auge de la conflictividad social (vale recordar los acontecimientos de la Semana Trágica y la Patagonia Rebelde en 1919 y 1920 respectivamente). En este marco, ¿de qué manera el contexto social y político influyó en los acontecimientos de la Reforma y en sus protagonistas?

La Reforma Universitaria argentina y su proyección latinoamericana no podrían ser siquiera pensadas por fuera de los acontecimientos de fines de la década del ´10 e inicios de la década del ´20, que marcaron no solamente la historia del continente sino que marcaron la historia mundial. Y digo esto porque la generación de los reformistas de los años ´18, ´19, ´20, es la generación nacida en torno al 1900, es la  generación a la que le tocó vivir y rechazar esa carnicería humana que fue la primera Guerra Mundial. Ese episodio horrendo fue rechazado por una juventud influida por el anarquismo, por las ideas libertarias en el pacifismo, que en sus vertientes más radicales se transformaba en antimilitarismo. En ese contexto estalla la Revolución Rusa y se funda la llamada Tercera Internacional que en realidad se llamó la Internacional Comunista. En ese contexto se suceden en el mundo una serie de acontecimientos, yo te diría como una suerte de efecto dominó de la Revolución Rusa y del fin de la primera Guerra: un conato de revolución en Alemania, revolución y República de los Consejos en Hungría, Consejos obreros en Turín, Italia. Estos procesos de radicalización van a encontrar un correlato en América Latina y particularmente en Argentina. Nuestro país va a vivir un bienio o trienio rojo entre 1919 y 1921 de vastas proporciones. Vos hablabas de la Semana Trágica o de la Patagonia Rebelde. Creo que estos acontecimientos  puntuales hay que enmarcarlos dentro de este trienio rojo, donde vamos a ver confluir a una generación de sindicalistas revolucionarios, de anarquistas que se bolchevizan a su manera cuando eclosiona la revolución y a una nueva generación estudiantil que se convierte en actor político, lo que le permite a la Reforma del ´18 y a la Revolución Rusa mediante, Internacional Comunista, constituir estos grupos de jóvenes en un actor colectivo para Argentina y toda América Latina.

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-¿Y cuáles son esas corrientes teórico-políticas que predominaban entre estos principales sujetos políticos?

-Se ha hablado mucho de la ideología de la Reforma y muchas veces se dice que es una ideología confusa. En realidad cuando eclosiona la Reforma se produce el cruce de diversas corrientes y estas corrientes se van a recomponer de distintos modos, según la geografía, según los grupos políticos. Pero podría decir a grandes rasgos que en primer lugar está ese anarquismo, que fue laicista, pacifista, antimilitarista durante la primera Guerra y que después se encuentra con la Revolución Rusa y abraza esa revolución al menos en sus primeros años. Aunque a veces esto está borrado de la historia y de las memorias, está presente en el anarquismo. Si uno lee entre líneas a Saúl Taborda, por ejemplo, entre líneas aparece la Revolución Rusa y el anarquismo. En la época reformista él ya no es bolchevique, ni es anarquista pero sin embargo está presente en múltiples referencias una sensibilidad de época. A esto se suma lo que podríamos llamar el socialismo internacionalista de la Segunda Internacional. Que si bien colapsa en 1914 con el estallido de la guerra, los partidos socialistas nacionales siguen existiendo y hay una juventud que ha abrazado el socialismo en 1900, 1910. José Ingenieros, Alejandro Korn, Del Valle Iberlucea, el diputado Alfredo Palacios, se van a convertir en referentes. Después hay un bolchevismo emergente, un poco difuso porque los bolcheviques del ´17, ´18 y ´19 no son los comunistas duros de los ´30, son anarco bolcheviques, son socialistas que se bolchevizaron y son anarco sindicalistas que apoyan a la Revolución. Todas estas corrientes políticas a su vez se cruzan con ciertas ideologías que podríamos englobar en cierto modernismo juvenilista. Al modernismo literario de Darío se agrega el arielismo de José Enrique Rodó, el uruguayo autor de ese libro tan influyente publicado en el 1900 que es El Ariel y que en términos generacionales, habla de una juventud llamada a una acción social redentora de la sociedad con un cierto anti imperialismo como figura del latinoamericanismo frente al peligro del norte, el pragmatismo y el utilitarismo de los Estados Unidos. Otra expresión que nace en Francia pero que se va a expandir por América Latina es el Movimiento Clarté –Claridad– con Henri Barbusse y los intelectuales franceses de 1919 quienes hacen un llamamiento a hacer una revolución en los espíritus, o sea una suerte de Internacional de los intelectuales. Esto tiene un eco muy grande en América Latina ya que aparecen muchas Claridad: aparece una primera Claridad argentina en 1920, después va a haber una segunda que edita Antonio Zamora en Chile en 1920. Haya de La Torre, el joven estudiante peruano exiliado y perseguido, crea una nueva revista que cuando él se exilia va a heredar José Carlos Mariategui. Él es el que va a publicar los últimos números de Claridad.

A todo esto podríamos agregarle además un debate en cierta medida filosófico. La Reforma está atravesada, por un lado, por una demanda de cientificidad frente a la universidad clerical y tradicionalista cordobesa que deja afuera a las ciencias. Al mismo tiempo, hay una reacción anti positivista que atraviesa al movimiento reformista. Hay un nuevo espiritualismo que tiene diversas facetas, pero en estos años hay una disputa. Llegan los profesores de la filosofía espiritualista pero también llegan los profesores anarquistas y los profesores marxistas. Desde Alemania llega Alfonso Goldsmith que era un filósofo y un economista  alemán que trae los primeros cursos de marxismo, invitado a la UNC. Llega otra figura olvidada, Georg Nicolai, un biólogo anarquista que había firmado con Albert Einstein un manifiesto de rechazo a la guerra.

Con los años nos queda la imagen de una reforma ligeramente americanista, anti positivista, pero es una suerte de visión un poco reductora. Sucede que los que escriben la historia de la Reforma, sobre todo Gabriel del Mazo, que es también el que compone el corpus, el que edita los textos primero en la década del ´20 y después en sucesivas antologías que se publican, dada su militancia radical, ofrece una visión bastante atemperada de un movimiento conciliador.

En realidad la Reforma fue mucho más compleja, más explosiva en determinados momentos ya que apeló a la acción directa, al método de la huelga y al método de la toma. Siempre digo que hay un movimiento revolucionario de la Reforma que muchas veces no queda en la memoria, y fue la dimensión más movimientista,  revolucionaria, que estuvo presente en la toma y en la calle y que tuvo por expresión este momento anarco bolchevique, esta Federación Universitaria revolucionaria que duró muchos años y que estuvo muy activa durante ese trienio rojo. Y hay ciertamente una reforma más vinculada a la Unión Cívica Radical, al Partido Demócrata Progresista que tuvo que ver con la institucionalización de la Reforma. Con lo cual este aniversario nos permite volver críticamente para desarmar el relato heredado, volver a discutir, exhumar los documentos y las gacetas.

-La reforma universitaria argentina fue un faro para los movimientos estudiantiles y emancipatorios de la época en varios países del continente. Se conocen las intervenciones que Julio Antonio Mella en Cuba, Haya de la Torre y Mariátegui en Perú, hacen sobre dicho acontecimiento. En este sentido, ¿qué características tuvo la apropiación de la Reforma en otros países? ¿Qué aspectos se valoraron y cuál fue el legado que dejó en el movimiento estudiantil latinoamericano?

La Reforma Universitaria tiene sin duda una mención latinoamericana que lo convierte en algo  singular y que ha llamado la atención de todo el mundo. Debido a esto, muchas de las demandas de la reforma latinoamericana aparecen en Europa o en los Estados Unidos después y son asumidas por el movimiento estudiantil. La Reforma marca a esa generación que surge a la vida pública en torno a 1918 y a las generaciones sucesivas. Estos jóvenes van a ser su primera experiencia política como oradores, escritores y se van a convertir de periodistas universitarios a verdaderos periodistas profesionales, van a pasar de ser oradores en las aulas universitarias a oradores políticos. Entonces la Reforma es una escuela de oratoria, de prosa, de pensamiento. Hay una retórica de la Reforma modelada por ese extraordinario Manifiesto liminar que redacta Deodoro Roca. Y diría que hay formas de sociabilidad características que atraviesan a toda América Latina. Las modalidades, como por ejemplo editar una Gaceta, organizar una asamblea, la toma, la conferencia, la gira latinoamericana y esta idea del orador latinoamericano que llega en un tren y en la estación están los estudiantes del país esperándolo y él hace un discurso desde el andén, por ejemplo, con salvas y vivas y  sombreros en el aire. Son formas si se quiere que nos resultan muy antiguas para la sociabilidad universitaria del presente. Pero los congresos de estudiantes, los que se realizan en Córdoba, en México, Lima, Buenos Aires, en diversas ciudades y la articulación de la Reforma con el socialismo, el comunismo emergente, o figuras como Haya, Mella en Cuba y después en México, figuras como Mariátegui -que si bien era extra universitario apoya y escribe sobre la Reforma-, nos hablan de una nueva generación que todavía en las décadas del ´50, ´60 y ´70 surge ligada a un pensamiento de la Reforma que no siempre se encuadra dentro de la política.

En Argentina hay una captura por parte de la Unión Cívico Radical, pero hay figuras  independientes que serían impensables sin su experiencia reformista, como Sergio Bagú que deja una huella muy importante en Argentina y luego en México porque se exilia allí. Risieri y Silvio Frondizi, son los hermanos izquierdistas e hijos de la Reforma que se encuentran con determinadas filosofías del marxismo y esta impronta reformista deja una marca muy fuerte en ellos. Por supuesto la expansión latinoamericana tiene características muy diversas. En Uruguay empalma con la tradición batllista y hay una tradición laicista que tiene que ver con la gratuidad de la enseñanza en México. Recién Cuba en 1959 con una revolución de otro tipo plasma una política educativa y cultural, el Che es un hijo de ese pensamiento y de esa cultura.

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-En esa impronta revolucionaria que incorpora la Reforma plasmada a través de una prosa notable, con un lenguaje de otro tipo que se construye a la par de la coyuntura internacional, recuperé un artículo de la época del diario La Voz del Interior que acerca de los acontecimientos del ´18 relataba: “Los estudiantes son ahora el `soviet´, lanzado sobre el palacio del poder tradicional (…)”.  Y es que había una sintonía entre los reclamos acerca de una universidad anacrónica y la necesidad de transformar el régimen económico y político que la apuntalaba, y que en Córdoba por ejemplo, castigaba a la clase obrera. ¿Qué diálogos existieron entre el movimiento estudiantil y los sectores obreros y populares?, y ¿cómo rebalsó las casas de estudio y se expresó en experiencias literarias que surgieron como hijas de los acontecimientos del ´18?

Considero que la idea que nos queda de la extensión como mera acción cultural  y divulgativa extra universitaria es reductiva, respecto de la visión que tuvo el movimiento estudiantil en sus orígenes cuando estalla la Reforma. Los alcances fueron mucho mayores y en ese contexto del trienio rojo, de la formación de la Internacional Comunista, emergen una cantidad de revistas estudiantiles, de gacetas de órganos culturales y gremiales en sitios como Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Santa Fe y La Plata, que plantean la necesidad de que estas uniones estudiantiles se articulen con el movimiento obrero. Sobre todo con la Federación Obrera Internacional Argentina (FORA) que si bien en ese momento estaba dividida en la Fora Anarquista y la Fora Anarco sindicalista, movilizan decenas de miles de obreros en un contexto de radicalización y polarización social. Y la historia de los vínculos entre movimiento obrero y movimiento estudiantil, sobre todo en los primeros años de la Reforma, es muy fuerte.

La revista Mente se edita en 1920 con Carlos Astrada, Saúl Taborda, Deodoro Roca, Emilio Biagosh, Ceferino Garzón Maceda, Américo Aguilera. Es clásicamente la revista anarco bolchevique que saluda a la revolución y que piensa la filosofía y la pedagogía en este cruce. Mientras tanto en Rosario se edita en los mismos años, Verbo Libre. Otras publicaciones de la época fueron La Antorcha, Germinal, que editan los hermanos Luis  y Armando Di Filippo. También está el grupo que anima la Federación Universitaria en Santa Fe y edita la Gaceta de Santa Fe. En Montevideo, Carlos Quijano edita la revista Ariel y crea el grupo Ariel. En Santiago de Chile, La Federación de estudiantes edita la revista Juventud y en 1920 comienza a editar Claridad. Y en Buenos Aires hay una revista hermana de todas estas que intercambian avisos, artículos, viajes y publicidades que se llama Insvrrexit. Esta revista muy interesante de los años ´20, ´21, es expresiva de ese momento anarco bolchevique de la Reforma y representa el ala pro alianza obrero estudiantil. Se define como una revista y como una corriente anti parlamentaria porque es un anarquismo anti partidos políticos, pero creen  que el momento de la Reforma  trascurre en las tomas y en las calles. Es la reforma pensada en términos de la acción directa. En Insvrrexit emerge la nueva generación de militantes estudiantiles pero también de militantes políticos, una nueva generación de escritores, que va a articularse con la generación anterior, con la generación modernista. En Insvrrexit va a colaborar Alfonsina Storni que simpatiza con el movimiento, va a colaborar el ya consagrado Horacio Quiroga con dos narraciones inéditas y escritas especialmente para Insvrrexit, va a colaborar José Ingenieros, a responder una encuesta Leopoldo Lugones. Y ahí van a hacer sus primeras armas literarias una nueva generación que es la generación de Conrado Nalé Roxlo, el poeta conocido después como el poeta de El Grillo, y escritores como Jorge Luis Borges, González Lanuza y el grupo ultraísta con sus primeros versos.

Esto es también la historia de la Reforma, no digo que haya sido hegemónico, pero fue una corriente importante en los primeros años del movimiento reformista. Luego se impone este otro discurso que es más vagamente americanista y juvenilista. Si uno ve estas revistas, interpelan a la juventud muy fuertemente invitándola a que rompa con ciertas formas de sociabilidad y ciertos clichés de clase media o de clase alta, a que se alíe al obrero, que estudie a los autores anarquistas y a los autores marxistas, que se comprometa en la lucha gremial y en la lucha política. Tenemos un grupo de revistas que no piensan en términos generacionales, piensan en términos de la revolución social y de la alianza obrero estudiantil. Su historia nos invita en el marco del centenario de la Reforma a exhumar, revisitarla y reconocerla.

-En retrospectiva, ¿cuál debería ser la recuperación de esos preceptos reformistas necesarios para pensar en la actualidad el hito que posibilite articular cierta transformación social y universitaria, en los términos que estamos mencionando?

Creo que hay como un programa mínimo de la Reforma, que todavía no se realizó en toda América Latina. O sea estos principios de la gratuidad, de la autonomía, del co-gobierno desgraciadamente no están vigentes en la totalidad del territorio latinoamericano. O sea que ahí hay un programa histórico que sigue sirviendo como bandera de lucha a los estudiantes y a los sectores más comprometidos del profesorado. Del cualquier modo hay impulsos de la Reforma que se han perdido en el camino.

El movimiento reformista articula demandas estudiantiles de carácter gremial con un pensamiento educativo de orden pedagógico. O sea hay un compromiso de esos estudiantes, de esos profesores por incorporar la pedagogía más moderna frente a las formas más tradicionales que se daban en nuestras universidades. Y eso el gremialismo estudiantil en gran medida lo perdió. Está muy bien la lucha por el presupuesto, está muy bien la lucha por la gratuidad pero hace falta un compromiso mucho más profundo con el universo de las ideas, con el universo de las nuevas pedagogías.

Hay una voluntad de pensar la universidad y la cultura, y de articular universidad con la vida cultural y con la vida intelectual, que sería interesante recuperar y redimensionar. Estas revistas que articulaban vida universitaria con vida cultural, poesía con artes plásticas, con teatro, estos Centros de estudiantes que ofrecían espacios de sociabilidad, bibliotecas, obras de teatro y pic-nic estudiantil, hoy parece muy antiguo y sin embargo, ofrecían formas novedosas de articulación e integración social mucho más amplias.

Y el carácter latinoamericanista internacionalista de la Reforma también es muy interesante. Esa voluntad de ir más allá de la universidad nacional y de articularse con la política me parece que deja un gran legado. Había una oratoria que podía conmover a multitudes y una mística de la Reforma que se perdió, entonces hoy habría que inventar otra. Sería ridículo pensar en hablar como Deodoro Roca o como Saúl Taborda, pero lo que digo es que es una invitación a releer y entender la importancia de repensar y construir otra mística. La revolución universitaria fue un mito en el sentido positivo del término, en el sentido de una idea motora, movilizadora, que fue atacada por las fuerzas clericales y reaccionarias. Ese mito le permitió a la juventud constituirse como sujeto. Hoy parece un derecho adquirido, pero qué nuevos mitos hoy le permiten a la juventud o a los universitarios reconstituirse, qué nuevas formas culturales, qué nuevas formas de sociabilidad, que nuevos medios de comunicación la pueden sacar, como dirían mis amigos de Insvrrexit del consumismo, del esnobismo y del individualismo. Solamente los jóvenes pueden responderlas.

 

*Fundador y director el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en la Argentina (CeDInCI) – UNSAM, investigador del CONICET, Licenciado en Historia por la Universidad de Buenos Aires, es docente en la misma casa de estudios y Doctor en Historia por la Universidad Nacional de La Plata. Especialista en Historia social e historia intelectual de las izquierdas latinoamericanas, historia del libro, archivos y patrimonio cultural.

 

One thought on ““La Reforma es una escuela de oratoria, de prosa y de pensamiento””

  1. Holas, ya lo leere con tiempo. Tan solo un par de observaciones. Haya de la Torre no se ecx ilio, fue desterrado. Y no es Goldsmith. Es Goldschmidt. Aparte de esas pequeeces el texto me parece de primera. Disculpen las faltas de ortografia. El culpable es el teclado del celular.

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