Entrevista a Mario Rovere | Por Gerardo Szalkowicz* | Fotos: AFP y Paolo Miranda
Rovere es médico sanitarista especializado en salud internacional.
Una de las pocas certezas que evidencia la era coronavirus es el estado en que se encuentra la salud pública como factor determinante para el impacto que tiene y tendrá la pandemia en cada país.
Mario Rovere, médico argentino especializado en salud internacional, desentraña la situación del sector sanitario en América Latina y advierte que los países donde hubo mayor apertura a los modelos privatizadores tendrán peores consecuencias. Destaca el ejemplo de Cuba y sintetiza: “Quedan en claro las dos concepciones extremas: la salud como mercancía o la salud como un derecho”. Rovere, también director de la Escuela de Gobierno en Salud de la Provincia de Buenos Aires y ex viceministro de Salud de la Nación en 2015, lamenta la destrucción de los espacios de articulación en la materia dentro de la UNASUR y resalta la importancia de la responsabilidad ciudadana: “La salud individual se defiende colectivamente”.
-Entre las diversas actitudes frente al coronavirus pareciera haber sectores proclives al pánico social y otros que minimizan lo que está pasando. ¿Cuál es la dimensión de gravedad que debemos darle? ¿Qué considera lo más importante para comunicar ante tanto bombardeo mediático?
-Lo primero que podríamos decir es que cuando uno ve la curva de población mundial y ve la forma como los seres humanos hemos avanzado sobre la naturaleza se explica que hayamos roto, una vez más, la barrera entre especies. Los microorganismos saltan la barrera entre especies porque es su propia supervivencia. En este caso un virus nuevo en circulación se encuentra con una población gigantesca sin ninguna inmunidad o defensa, así que definitivamente el coronavirus es la consecuencia de la economía mundo.
Hay varios criterios para pensar qué factores inciden para que una enfermedad sea más importante que otra. El coronavirus es importante porque está arruinando la economía mundo. Lo segundo es que está afectando a sectores de altos ingresos porque está viajando en avión, literalmente hablando, en algunos casos en primera clase.
Cada virus tiene su propio genio. Comparando con coronavirus anteriores, como el SARS y el MERS, este es de letalidad relativamente baja pero de altísima contagiosidad. No es tan letal comparado con los coronavirus anteriores pero es diez veces más letal que el virus de la gripe. Respecto al dengue no es más grave en términos de letalidad, y otra diferencia es que el dengue en la estructura social viene de abajo para arriba y el corona de arriba para abajo.
Para la población general, en el 80% de los casos se trata de una enfermedad leve, en el 20% puede generar síntomas que precisen intervención del servicio de salud y el 6% puede llegar a necesitar un cuidado más especializado. Esto se modifica a medida que aumenta la edad.
Las medidas que se están tomando en la región están dirigidas a la interrupción de la circulación del virus. Ese es el objetivo en esta etapa que es de contención, una etapa para no alarmarse sino para que todos y todas contribuyamos a que esto sea un mal sueño. Porque la salud individual se defiende colectivamente.
-¿Cómo cree que están preparados, en general, los sistemas de salud de América Latina para enfrentar esta pandemia?
La salud pública en América Latina ha sido muy golpeada en la década de 1990. Después, los gobiernos que se desalinearon del Consenso de Washington intentaron rearmar la estructura sanitaria, se conectaron entre ellos, creamos en la Unasur el Consejo Suramericano de Salud y el Instituto Suramericano de Gobierno en Salud. Pero toda esa infraestructura fue destruida por esta oleada neoliberal posterior. Si seguiría existiendo Unasur Salud, los países de la región estarían en mejores condiciones para enfrentar el Covid-19. Uno de los cinco ejes que tenía Unasur Salud se llamaba escudo epidemiológico, mas gráfico imposible. Nosotros no tenemos escudo epidemiológico, cada país tomó las decisiones que creyó más adecuadas.
Por otro lado, quiero decir que yo milito hace muchos años en contra del concepto de salud global, que licúa el análisis geopolítico. En cambio el concepto de salud internacional es lo que se está probando en este momento, después de 20 años de prédica de salud global ahora resulta que cerramos las fronteras. Entonces lo que es evidente es que el idealismo neoliberal quería diluir el poder de control de los gobiernos. Hoy es el mejor ejemplo de salud internacional, en todos lados se están tomando medidas proteccionistas.
-En los países donde más avanzó el neoliberalismo se tendió a priorizar los sistemas privados de salud en detrimento de la salud pública. ¿Cómo influye esto en el combate al coronavirus? ¿Qué países de la región están en peores condiciones para afrontarlo?
-En los últimos 10 años, el complejo médico industrial norteamericano vino destruyendo los sistemas de salud del mundo. En la Unión Europea son 10 años de retroceso en la salud, incluso a pesar de la voluntad de los países porque la UE exigía ajustes en salud, entonces ahora aparece Macron y descubre la importancia del Estado en la salud pública, universal, gratuita. Y en el caso de Estados Unidos, creo que se están cocinando en su propia salsa porque, por ejemplo, hoy los estudios para saber si tenés corona te los cobran.
En América Latina, en principio, el país peor preparado para enfrentar una epidemia es Colombia, que además fue usado como modelo para que los demás países lo copiáramos y casi no tiene Ministerio de Salud. El segundo es Chile, que había sido un país modelo en salud pública, y detrás Brasil, que viene resistiendo un poco porque la cultura del sector salud es muy fuerte y tiene una organización más férrea, pero por una enmienda constitucional tienen congelado el presupuesto.
En síntesis, en aquellos países donde avanzó más el modelo neoliberal están en peores condiciones para afrontar el coronavirus. El caso de EEUU es paradigmático.
-Como contrapartida, sale a la superficie el ejemplo de Cuba…
-Creo que, simbólicamente hablando, el Premio Nobel de la Paz hoy debería ser para la diplomacia médica cubana. Se ha bancado todo, el ébola en África… y ahora está poniendo el pecho. La cooperación cubana en Italia es un gesto geopolítico más trasparente imposible. Quedan en claro las dos concepciones extremas: la salud como mercancía o la salud como un derecho.
* Periodista. Editor de NODAL (Noticias de América Latina y el Caribe). Autor del libro “Norita: la Madre de todas las batallas” y autor, junto a Pablo Solana, del libro “América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista”. Conduce el programa radial “Al sur del Río Bravo”.